sábado, 16 de febrero de 2008

La crueldad "mola"


Hace un par de meses se dio a conocer un suceso ocurrido en USA, en el que una adolescente con problemas de autoestima se suicidó a consecuencia de un engaño por Internet. Una vecina cuya hija fue compañera de la fallecida, y su sobrino, se hicieron pasar por un joven imaginario en cierto chat, donde la sedujeron. La muchacha no se dio cuenta del engaño y con el tiempo llegó a enamorarse. Según parece, a raíz de ello comenzó a mostrarse más feliz en su vida cotidiana. Transcurrido un tiempo, los impostores dejaron de halagar y ser simpáticos con la adolescente, para pasar bruscamente a insultarla y rechazarla. Seguramente en aquellos momentos la vecina y su sobrino disfrutarían de lo lindo, pues el chasco amoroso debía de ser el objetivo de la “broma”.
Entonces la muchacha se ahorcó en su habitación.

Este tipo de engaños repugnantes son frecuentísimos en la red (aunque no sólo en ella). Multitud de individuos, especialmente jóvenes pero de todas las edades y de ambos sexos, se lo pasan en grande cometiendo estas hazañas, especialmente en grupo para intercambiar risas. Lo normal es que no acaben en una tragedia de estas características, sino que se queden en mero sufrimiento para la víctima, en mayor o menor medida.
Se trata, simplemente, de disfrutar con la ridiculización de otras personas, cazando generalmente a los de psique más débil.

Es indignante que, además de cometerse este crimen (aunque sea por imprudencia, pero con evidente malicia), la policía haya declarado que la ley no puede castigar a los responsables, por no estar contemplado en la misma.

Aunque hay quien se toma este tipo de noticias como algo grave, otros ven en ellas carnaza para el cachondeo.

Es un caso semejante a los aún más frecuentes de acoso escolar y laboral, que ocurren a diario en todos los centros educativos y laborales de nuestra civilización, bastante infecta en este aspecto. Uno sonado fue el de Jokin en Vascongadas (enlaces 1, 2), pero miles y miles menos graves nunca salen a la luz.
La sociedad finge que se escandaliza, pero no hace absolutamente nada para evitarlos. Al contrario, la telebasura saca buen provecho de ellos, y las medidas gubernamentales propuestas no hacen sino agravar el problema. Se sustituye el castigo (bueno, tampoco había) por la mediación, y otras canalladas vestidas de “pacifismo”. Diálogo entre víctimas y verdugos, ¿a qué recuerda? La moda socialdemócrata favorita. Cualquiera con la cabeza llena de sentido común en lugar de prejuicios progres, sabe que esos procesos sólo prolongan el padecimiento de las víctimas, y nunca provocan que los verdugos dejen de acosar.

El acoso, hasta cierto punto, es algo inherente a los seres vivos, concretamente a los humanos, pero en lugar de fomentarlo se puede reducir.
Para empezar, castigándolo. Los socialistas, de todo pelaje, se oponen, y es por su gran peso en toda la civilización occidental, que esta medida básica no se lleva a cabo, o se lleva a cabo de forma deficiente.
Y sobre todo, promoviendo una educación y una moral en la que reírse, ridiculizar o acosar a los más débiles (de todo tipo), sea negativo, no “mole”. Por ejemplo la cristiana, o en parte cristiana. Era la que teníamos, hasta que los mesianismos de la izquierda decidieron que había que machacarla, acabar con la Iglesia. Esa es una de las prioridades de su infausta y ubicua propaganda.
Pretenden sustituir la moral tradicional por una exclusivamente “científica”. ¿Pero cómo va a ser eso sensato, si la ciencia no ha alcanzado, al menos aún, multitud de cuestiones fundamentales sobre el mundo y el ser humano?

El resultado general es que hoy en día, cada vez más, uno puede sentir complacido su instinto de hacer el bien simplemente siendo de izquierdas. Contribuyendo a que el gobierno recaude por la fuerza, para supuestamente (sólo supuestamente) ayudar a los pobres, uno ya tiene saldada su cuota de solidaridad, ya es buena persona. Haciendo eso, ya puede ser un auténtico mezquino con los que le rodeen en su día a día, que no importa. Al contrario, es aún mejor, pues esas “chorradas” de la caridad y la bondad cotidiana pertenecen al apestado cristianismo.
Aunque sea en un aspecto concreto distinto al aquí tratado del acoso, un ejemplo cristalino de esto lo representa Al Gore. El profeta del ecologismo es en realidad una de las personas que más contaminan en el mundo (enlaces 1, 2, 3, 4), y de a las que menos les importa el buen estado de la naturaleza (no firmó el protocolo de Kyoto cuando tuvo ocasión). Sus monsergas le sirven para forrarse, nada más.

Cultivo de la apariencia y maldad en el contenido. Esos son los dos pilares básicos de la hiprogresía. Por eso le dan tanta mecha al relativismo moral, se esfuerzan tanto en imponerlo en la sociedad. ¿Quién sino el malvado iba a intentar que se confundieran el bien y el mal? ¿Y quién sino el que sólo dispone de apariencia, iba a criticar que se la distinga del contenido?


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Quizás sea sólo una percepción subjetiva, pero la mayoría de noticias (y las más graves) que veo en televisión sobre violencia/acoso escolar entre alumnos, proviene de Vascongadas, la región con más nacionalismo de España. Me parece lógico, pues se educa a los niños en la ideología de rechazar y atacar a los distintos, según unos parámetros u otros.
Es la Euskagarría que construyen los nacionalistas.

Por otro lado, la mayoría de noticias (y las más graves) que veo sobre violencia doméstica, entre miembros de una familia, proviene de Andalucía, la región con más socialismo. También es lógico, puesto que se educa en la ideología de erradicar la diversidad, lo que los muy cínicos llaman "buscar la igualdad". A nivel familiar esos son los efectos que tiene.
Es la Ándalusia que construyen los socialistas.

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