jueves, 7 de junio de 2007

El fuego alto de ETA

Nunca hubo un “alto el fuego”. Tan sólo una promesa de que los “malos tratos” no iban a ser mortales, salvo “accidentes”; como los tres ocurridos (los dos ecuatorianos de Barajas y el anciano que murió en el hospital a causa de uno de los cientos de atentados de kale borroka cometidos durante el “proceso de paz”).

Lo de “permanente” tenía especial gracia (macabra). Sólo un lerdo no se la hubiera visto, como acaba de demostrarse.

¿Por qué ETA vuelve a quitarse la careta? Dos motivos principales:

1) ¿Por qué no hacerlo? Habiendo Zapatero premiado generosamente el terrorismo, con multitud de cesiones, y colaborado políticamente con él, ¿por qué abandonarlo? Todo lo contrario, para los etarras lo lógico es retomarlo con más fuerza. Y cuanto más descarado y a cara descubierta, mejor, más jugosas serán las futuras cesiones de futuros “procesos”.
Era de cajón, por más que el gobierno pretendiese engañarnos, y algunos se dejaran engañar encantados: negociar con delincuentes no sirve para acabar con sus delitos, sino para darles alas para el futuro. Porque les demuestra que lo que hacen sirve para algo. Aparte de la canallada que supone que un gobierno presente la persecución de la delincuencia como la vía sin salida, la que eligen los “malos”. Aturdirá a los ciudadanos, indefensos, y fomentará todavía más las acciones delictivas.
ETA sabe perfectamente cómo tratar al PSOE, a sus aliados, y a sus seguidores. Cuantos más tortazos les den más colaborarán con ellos. Los llaman “gorrinos”, y a los gorrinos se les trata a golpes.

2) Les trae sin cuidado volver a granjearse el odio prioritario de la sociedad española. O que un eventual gobierno similar al de Aznar vuelva, con esfuerzo, a debilitarlos y ponerlos contra las cuerdas (que es en lo que en el PSOE confiaban que hiciera conformarse a los etarras con lo que ellos les podían dar, que no es todo lo que exigen).
Siempre habrá algún futuro politicastro o iluminado, como mínimo en el PSOE, dispuesto a hacer lo que sea por abrir un nuevo “proceso de paz”, con el que puedan rearmarse, fortalecerse y recuperar prestigio.

A no ser que lo ciudadanos y sus representantes acaben espabilando y bloqueando legal y definitivamente estos contubernios. Pero no hay motivos para el optimismo, tras ver a las televisiones mayoritarias apresurarse a sacar provecho organizando tropecientos debates de gallinas cluecas, para decir estupideces a costa de las palabras de ETA, a las que no dan otra cosa que publicidad.

Un último apunte: ¿alguien confía en que Zapo el Rojo deje ahora de negociar y colaborar políticamente con los terroristas? Ni de coña. Hará el paripé, ahora más todavía, pero su fanatismo es lo primero, siempre. Y a ver quién es el guapo dentro del PSOE que ose levantarle la voz al macho alfa. El que se atreva ya sabe lo que le espera. La puerta de la calle y ale, al partido de Rosa Díez, Fernando Savater y Albert Rivera, al que los votantes de izquierda, atontados por las pelis y manifas de los Bardemes, prácticamente no harán caso, por supuesto.

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