viernes, 15 de mayo de 2009

Rajoy y Zapatero: dos caras de una misma sucia moneda


¿Qué principios tiene Rajoy? Ningunos. Lo único que le mueve es el ansia de triunfar, ocupar la poltrona mayor.

La mayoría de los simpatizantes del PP son racistas, homófobos y egoístas, es decir, tienen los peores rasgos de la peor derecha. En la España de hoy, dominada por la izquierda, saben que sólo pueden dar rienda suelta a su tercera cualidad, y en ella se centran, mientras ocultan las otras dos.
Por tanto, ¿qué le piden a Rajoy y al resto de politicastros pepones? Que gobiernen de forma que ellos puedan hacer negocios a su antojo, explotando a los trabajadores y haciendo tantas trampas como necesiten para forrarse.

La izquierda suele llamar a eso "capitalismo salvaje", o "neoliberalismo", pero lo cierto es que de liberalismo no tiene nada. En el liberalismo ha de haber leyes que impidan que los fuertes liquiden la libertad de los débiles. Leyes que aseguren que quien triunfe lo haga porque se lo haya merecido, por ser el mejor trabajando. No por ser el mayor sinvergüenza, o el mejor haciendo trampas, que es a lo que aspiran los votantes del PP.
Lo que diferencia al liberalismo del socialismo es que en el primero no se le quita al justo triunfador lo que ha ganado. No en que pueda triunfar de cualquier manera.

Por eso hay tantos derechistas ahora lloriqueando, porque Zapatero les impide proseguir con su "cultura del pelotazo". Son los mismos canallas que odian visceralmente a los inmigrantes pero no dudan en contratarlos ilegalmente para sus chanchullos. Los mismos que mientras se forraban a lo bestia con el ladrillo, seguían explotando a sus albañiles, obligándoles a jugarse la vida para que los maletines les llegaran lo más rápido posible. Los que sobornaban a politicastros municipales para que les recalificaran los terrenillos y les otorgaran los mejores contratos.

Esa es la España "del empleo" que tanto añora la derecha.

Zapatero, hombre también sin escrúpulos ningunos, al menos se ve obligado a gobernar en base a unos principios, para que la izquierda no deje de apoyarle. Unos principios equivocados y a menudo tiránicos, pero que provienen de un espíritu menos egoísta que el de la derecha española.

En España prácticamente no hay demócratas liberales. Es un país en lenta decadencia desde finales del siglo XVI, y si últimamente no es evidente ese proceso es por la tutela de USA. En cuanto esa guía y protección se acabe, esto se convertirá en una batalla campal, y se finiquitará la nación, que ya va siendo hora porque está bastante podrida.


1 comentario:

elfonta dijo...

Después del decretazo, quizá habría que actualizar la información sobre los principios de Zapatero.