sábado, 29 de diciembre de 2007

Películas favoritas 2007


Estas son, para mí y por orden, las treinta mejores películas estrenadas en España en 2007:

1. Los climas (Nuri Bilge Ceylan)

2. El jefe de todo esto (Lars von Trier)

3. La vida de los otros (Florian Henckel von Donnersmarck)

4. Beowulf (Robert Zemeckis)

5. Death proof (Quentin Tarantino)

6. Mr. Brooks (Bruce A. Evans)

7. American gangster (Ridley Scott)

8. Líbero (Kim Rossi Stuart)

9. Transylvania (Tony Gatlif)

10. El orfanato (Juan Antonio Bayona)

11. Después de la boda (Susanne Bier)

12. El truco final. El prestigio (Christopher Nolan)

13. La extraña que hay en ti (Neil Jordan)

14. La fuente de la vida (Darren Aronofsky)

15. La ciencia del sueño (Michel Gondry)

16. Tideland (Terry Gilliam)

17. Zodiac (David Fincher)

18. Fracture (Gregory Hoblit)

19. El asesinato de Jesse James por el cobarde Robert Ford (Andrew Dominik)

20. Invasión (Oliver Hirschbiegel & James McTeigue)

21. En la ciudad de Sylvia (José Luis Guerín)

22. Fast food nation (Richard Linklater)

23. Deseo, peligro (Ang Lee)

24. El extraño (Philippe Lioret)

25. Michael Clayton (Tony Gilroy)

26. La boda de Tuya (Quanan Wang)

27. La soledad (Jaime Rosales)

28. Tristram Shandy: a cock and bull story (Michael Winterbottom)

29. Ratatouille (Brad Bird & Jan Pinkava)

30. El sueño de Cassandra (Woody Allen)


Muchas son coproducciones, pero básicamente hay 14 useñas, 3 españolas, 3 francesas, 2 danesas, 2 inglesas, 2 chinas, 1 turca, 1 alemana, 1 italiana, y 1 canadiense.
Está claro cual es el país que hace más cine (y otras artes) de calidad. Por mucho que pataleen los esnobs, especialmente los izquierdosos.

jueves, 27 de diciembre de 2007

A.C. Milán, nuevo campeón del mundialito de clubes

El club italiano acumula ya cuatro títulos, convirtiéndose en el tercer equipo del mundo de toda la historia según el palmarés (I y II), superado sólo por el Real Madrid y el São Paulo F.C., que tienen cinco cada uno. Les siguen, con tres, varios equipos americanos.

Sumado a que tiene siete Copas de Europa, y el club español nueve, aún no está en entredicho el puesto del Real Madrid como el mejor club de fútbol de la historia, como mínimo de toda Europa. Aunque los lombardos vuelven a acercarse, como ya hicieron a principios de los 90.
La más importante es la comparación en cuanto a Copas de Europa, pues tienen mayor relevancia que los mundialitos, que tanto por estatus como por funcionamiento, parecen más un torneo de exhibición que de competición real.

No es de extrañar que Carles Puyol, capitán del F.C. Barcelona, tenga como segundo equipo favorito al Milán. Porque en el fondo sabe que es el único que ronda la altura del equipo castellano, al que debe odiar bastante.


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American gangster: enésima obra magnífica de Ridley Scott. A los esnobs les dará igual, seguirán con su misma cantinela (desde Blade runner bla, bla, bla...). Ni caso, es uno de los cinco o diez mejores directores en activo, y a disfrutar.

martes, 18 de diciembre de 2007

Los abortos

Tomado con cámara oculta por infiltrados, para esta cadena de televisión de poca difusión:




Esto es lo que la mayoría de la izquierda quiere. El asesinato, frío y cruel, de seres humanos. Tras conocerse que ha estado ocurriendo en clínicas del país en la semi-clandestinidad, la Federación de Mujeres Progresistas (a todas luces es más correcto llamarlas Asesinistas), en lugar de tener un ataque de mala conciencia, como algún bienintencionado ingenuo podría imaginar, han corrido a manifestarse a favor del aborto “libre”. Estas sinvergüenzas llaman “luchar por los derechos de la mujer” a exigir el derecho a quemar y descuartizar bebés en sus úteros. Esa es su repugnante perversión del lenguaje. Así engañan a muchísima gente de buenos sentimientos. Incluso a algunos antiabortistas, en cierta manera. La misma Cristina López Schlichting, de la tarde de la Cope, utiliza a veces el término aborto “libre” (aunque en su caso criticándolo, de eso no cabe duda).
Es necesario tener cuidado para no caer en estas trampas, para no contribuir a la propagación del bulo. ¿Es defender la libertad pedir o exigir que se pueda matar a alguien inocente e indefenso (eso es, exactamente, el aborto)? Se le impide a ese alguien que jamás pueda elegir nada, ni siquiera vivir. No hay mayor liberticidio posible. Es luchar contra la libertad.

Esta mayoría de la izquierda no cesa de fomentar el asesinato: abortos a granel, eutanasia al por mayor, terrorismo de sus colaboradores políticos, tanto etarras como islamistas, revolusiones bananeras de todo tipo de tiranos...
A diario se asesina, bajo su sustento, aliento y aplausos.
Es algo que todos los que nos informemos podemos saber, pero hasta un anacoreta que saliera de su refugio por un día, lo sospecharía con sólo oírlos hablar por la calle. Son típicas las gracietas izquierdistas del estilo de: “la única Iglesia que ilumina es la que arde”, “tuno bueno, tuno muerto”, "vamos a quemar la Conferencia Episcopal", etc. No pierden ocasión tampoco, estos izquierdistas, de mostrar su odio enfermizo a las fuerzas del orden cuando persiguen el crimen, o a los “ricos”, que en un sistema justo, liberal (como no es el nuestro, por culpa principalmente de la izquierda), no serían otros que los que más y mejor trabajasen. En realidad odian a todos los que se opongan a que se masacre o desvalije a esos colectivos, lo que incluye a la mayoría de los pobres.

Y encima, los muy cínicos ponen la guinda a su pastel indignante y vergonzante fabricando montañas de propaganda (sufragada con dinero escamoteado a todos los españoles que trabajan), de las que yo conozco especialmente la cinematográfica, en las que le dan la vuelta a la tortilla y los derechistas son los criminales, pintándose ellos como los defensores de la justicia y la libertad. En sus películas ciertamente es así, pero en la tozuda realidad es indudablemente al contrario. Lástima de todos aquellos que se creen sistemáticamente lo que ven en una pantalla, en lugar de observar más a su alrededor.

Si queremos ser realistas al describir a todos estos socialistas (PSOE de Zapatero, comunistas de IU, nazis de ETA, ERC, etc), lo más correcto es llamarlos promotores del asesinato.

Dicho esto, concretaré mi postura personal respecto al aborto:

Después de la octava semana de gestación o embarazo, debería ser totalmente ilegal, en todos los casos.
Y antes de ese límite (hay tiempo de sobra para alguien responsable, y con la vida de otros es obligatorio serlo), sólo y exclusivamente me parece aceptable en los casos de violación flagrante o probabilidad casi total de daños físicos muy graves para la madre.
Para los casos de que vaya a nacer disminuido psíquico, o con alguna tara, o alto o bajo, lo siento mucho pero tienen el mismo derecho a vivir que los mejor dotados. La eugenesia es antinatural e inmoral, tanto si ya podemos ver al niño, como si aún está escondido y pequeñito, con lo que podríamos camuflar la canallada.
No digamos ya para los casos tipo “no deseo tenerlo”. Haberlo pensado antes de que existiera.
Un producto como la píldora del día después (no otros hipotéticos con efectividad más prolongada) podría ser admisible para cuando se descubre a posteriori un error en el método anticonceptivo usado. Pero no está muy claro.

¿Por qué el límite de ocho semanas para los únicos dos supuestos que considero aceptables? Veamos:

Es con el sistema nervioso con lo que se siente y se piensa. Antes de poseerlo no podemos decir que ese ser vivo tenga, o haya tenido nunca, algún tipo de conciencia de su propio ser. Por lo tanto, al abortarlo no sufriría de ninguna manera, ni tampoco mataríamos ninguna clase de conciencia.
No deja de ser un criterio subjetivo, pero insisto en que sólo serviría para los dos supuestos extremos antes mencionados.

En realidad el sistema nervioso empieza a formarse ya en la tercera semana de desarrollo (5ª de gestación o embarazo), con la neurulación, pero hay que tener en cuenta que un inicio de formación no implica aún ninguna funcionalidad. Además, se debe dejar un tiempo prudencial para los abortos permitidos que se contemplen, teniendo en cuenta que no es fácil para la madre tener seguridad de su embarazo antes de la 4ª semana (segunda de desarrollo).

En la 8ª semana ocurre un hecho importante: ya se distinguen las grandes divisiones del sistema nervioso central . Otra opción razonable sería aplazar el límite hasta la 10ª semana (octava de desarrollo), por ser la última de la llamada fase organoformadora. Significativamente, en la siguiente semana, la 11ª, los médicos hablan ya de feto, en lugar del previo embrión. Pero 8 semanas parece una solución de compromiso más prudente, pues además de lo antes comentado sobre el snc, ya en la 6ª empieza a formarse el sistema nociceptivo, relacionado con el dolor.

De cualquier modo, no me opondría a una ley que penalizara todo tipo de aborto, aunque no estuviera de acuerdo con ella al completo. Contra la que estoy dispuesto a luchar es contra la actual, que permite abortar niños técnicamente viables hasta en incubadoras, con sólo esgrimir “posibilidad de daños psicológicos para la madre”, y encima se deja que lo decidan psiquiatras a sueldo de las mismas clínicas que cobrarán por el aborto. No hay que ser un lince para aventurar que “no deseo tenerlo y por tanto sufriré psicológicamente si lo tengo” les parecerá una excusa aceptable tanto a los izquierdistas indecentes como a los médicos avariciosos.
Y los fetos al contenedor de basura, para que se los coman los perros. O a la trituradora y por el desagüe, que es más discreto.
Por descontado y con aún más motivo, lucharía contra el aborto “libre”, promovido por los asesinistas. Precisamente por la libertad.









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Ahora el gobierno demagogo amansa a los asesinistas de IU diciendo que no es el momento para cambiar la ley (a todavía peor, por supuesto). Claro, el momento llegará cuando a la gente se le hayan olvidado todas estas imágenes de la realidad, y el PSOE haya vuelto a sepultarla bajo toneladas de propaganda basurienta. Podrá ser tan rojete como IU, pero el poder no lo arriesgan.

viernes, 14 de diciembre de 2007

Patriotismo foráneo

Tiene triste gracia que, a causa de disponer de una izquierda/separatismo antiespañola, y una derecha maricomplejines y oportunista, las obras artísticas que de alguna manera reivindican la grandeza de la hispanidad, hayan de llegar de useños como The White Stripes y Diane Martel:



O de otro estadounidense como Darren Aronofsky en su película La fuente de la vida:



Con mayor o menor acierto y bajo algunos prejuicios, al fin y al cabo son extranjeros, pero ambas son muestras de buen arte que, por comparación con el páramo cultural de España, enardecen al patriota.

viernes, 7 de diciembre de 2007

Por qué las ideologías son las que son y coexisten

En nuestro mundo los humanos tenemos diversas ideologías y sistemas de convivencia, que se pueden concentrar en: liberalismo, socialismo, nacionalismo, dictadura, democracia, religión y ateísmo.
Mi hipótesis es que son resultado de la evolución de la especie, las hemos ido creando para adaptarnos mejor al medio, tirando de unas o de otras, o un poquito de cada cual, según conviniera.

El liberalismo trata de intervenir lo mínimo posible en el mercado y las relaciones humanas, con la pretensión de incentivar la iniciativa de cada cual, y la convicción de que eso conllevará que cada persona obtenga exactamente los frutos que siembre. A mayores méritos, mayores recompensas. En teoría es perfecto. Justo, porque no zancadillea la tendencia natural de que sobrevivan los mejor adaptados, ni tampoco trata el sistema mismo de arrogarse esa competencia de selección que corresponde a la "naturaleza" (algo por otro lado imposible), desviándola de su verdadero sentido y poniendo en peligro a la especie con ello.

Pero tiene problemas prácticos. El primero es que en extremo, con un estado que no intervenga nada (o sea, sin estado), equivale a la situación transitoria de la anarquía, que desembocaría en otra de pre-civilización, es decir, volver a empezar. Este problema ya lo prevén las propias ideologías liberales, que hablan de un estado con unas competencias básicas que articulen la convivencia y el esfuerzo conjunto. Sus leyes provendrán de una moral, y ahí entran en juego religiones y ateísmo.

La ciencia nos puede guiar en la tarea de encontrar qué directivas morales podrían ser las más adecuadas de cara a la supervivencia de la especie. Pero aunque no deja de avanzar y cada vez nos dice más, no es completa ni perfecta. Los ateísmos pretenden resolverlo todo con la razón y la ciencia de la época, pero lo cierto es que no dan para tanto, y la solución que, consciente o inconscientemente, le ha dado el ser humano, ha sido echar mano de las religiones para tapar huecos (o "el gran hueco"). Por otro lado, los religiosos fundamentalistas pretenden que todo se base en su religión, convirtiéndola en una lacra. De modo que ateísmo y religión son dos extremos que se deben conjuntar adecuadamente en cada contexto histórico.

Otro problema del liberalismo es que con esa mínima intervención estatal también podrían darse repartos injustos de riqueza. Bajo ciertas coyunturas, unos pueden obtener menos de lo que les correspondería por sus méritos, o al revés.
Por ejemplo, una asociación arbitraria de una gran número de personas podría "arrinconar" a otra más pequeña. Entra entre los méritos de cada cual el saber asociarse, pero aún así una vez formadas las sociedades, podría acomodarse la más numerosa si es suficientemente superior, y constituir barreras contra los cambios.
Otro ejemplo: las herencias muy elevadas entre padres e hijos (diferentes genes y diferente entorno, entre ellos). El concepto de herencia es "justo" en esencia. Los padres vuelcan el resultado de sus méritos sobre sus hijos, que de algún modo son la prolongación de sí mismos. Pero no lo son exactamente, de manera que una herencia podría llegar a ser excesiva. Lo difícil es saber en qué medida, claro. Un ejemplo de exceso claro y concreto, aunque no pertenezca estrictamente hablando a un sistema liberal, es la herencia de la corona. Llegando a darse casos, tras varias generaciones, en que verdaderos ineptos heredaban las riquezas y el gobierno de naciones. Como en España y Francia con algunos borbones.

El hecho es que puede haber situaciones de reparto injusto de riquezas bajo un sistema liberal mal calibrado. Ahí entra en juego el socialismo, la necesidad de su existencia. Su papel sería el de quitarle a los ricos para darle a los pobres, simplificando. Esto generará situaciones injustas, pero arreglará otras inversas quizás más graves.
Por supuesto, llevado al extremo comunista, o aplicado sistemáticamente, el socialismo no es más que un latrocinio en toda regla, capaz de cargarse la especie por antinatural, y ese es el factor más importante de sus fracasos.
Lo ideal sería un sistema liberal perfectamente calibrado. Mientras no se consiga, ahí estará el extremo socialista desde el que tirar un poco. Para resetear, de alguna manera.

Como en cualquier otra especie, habrá individuos mejor dotados que los demás para la supervivencia, o que sencillamente aporten una diversidad necesaria a la hora de afrontar con garantías dificultades futuras. Ciertas ideologías y sistemas, en especial religiones, socialistas y curiosamente las nacionalistas, pueden resultar trabas de cara a que algunos, o todos los grupos, consigan transmitir suficientemente las cualidades de sus individuos mejor adaptados. Ahí entra en juego el papel positivo de los nacionalismos, con los que esos grupos podrían tomar consciencia y orgullo de sí mismos, sea de cara a liberarse o independizarse de unos hipotéticos opresores (en ese caso entrarían también en juego otras fuerzas, como el liberalismo o la democracia, siendo ese nacionalismo positivo sólo un catalizador), o sea de cara a, simplemente, difundir aquellas cualidades que ellos tienen.
Ni qué decir tiene que, de nuevo, esta ideología es un arma de doble filo, y en extremo o aplicada sistemáticamente, o cuando sea movida por motivos injustos o erróneos, es mucho más nociva que benigna. Se llega a racismo o xenofobia, elementos intrínsecamente dañinos para la especie, pues tienden a eliminar artificiosamente su diversidad, debilitándola frente a posibles contingencias. Ahí tenemos el nacionalsocialismo alemán, que provocó un exterminio masivo, o el nacionalismo vasco (de raíz también racista, y que lucha contra un invasor imaginario), grave desestabilizador de las dos últimas democracias liberales españolas, y por lo tanto de su prosperidad asociada.

Los sistemas democráticos permiten que todo el mundo aporte su opinión de cara a elegir quién gobierna, periódicamente. Eso impide las previsibles pifias de un sistema hereditario. Se puede objetar que unos ciudadanos deben tener más poder de elección que otros, pero como nadie ha demostrado quiénes y cuánto, no podemos seguir por esa vía. Además, el sistema de partidos posibilita que se vigilen entre ellos, de manera que el que está en el gobierno debe esforzarse por hacerlo lo mejor posible.

Aún así, hay democracias basadas en estados de derecho débiles, donde no se garantiza la libertad y la seguridad, o no hay separación de poderes y el gobierno es corrupto o con aspiraciones totalitarias. También puede haber situaciones de hambruna, guerras o desastres naturales que desestabilicen y descompongan a la sociedad.
En estos casos el sistema democrático no suele ser capaz de regenerarse por sí mismo, y lo que el ser humano utiliza entonces es una dictadura autoritaria o una monarquía absolutista. Una rotura controlada de la libertad (si es que quedaba algo de ella) que facilite restablecer la seguridad y el orden en esas condiciones difíciles. Para que tenga alguna utilidad ha de ser llevada a cabo por personas conscientes de que ese sistema no es el deseable y sólo debe ser temporal, lo más corto que sea posible. Esto descarta automáticamente a las dictaduras totalitarias, cuyas aspiraciones son de permanecer y perpetuar el liberticidio.

¿Cómo se ponderan todas estas ideologías y sistemas de forma óptima? Es difícil de precisar, y en realidad no es seguro que tal cóctel nos permita sobrevivir largo tiempo, e incluso podría ocurrir que nos extinguiéramos precisamente por su culpa, aunque el sentido común nos dice que son rasgos que hemos obtenido durante la carrera evolutiva para hacernos más fuertes.
Todo esto no significa que los políticos que se publicitan de centro sean necesariamente los mejores. Es posible que no sea cierto que se posicionan en el centro, o que no sea ese realmente el punto óptimo. O, algo también muy habitual, que sea una mera estrategia de marketing de unos politicastros que luego lo aplicarán todo mal.

Yo abogo por una democracia liberal basada en un estado de derecho, mínimo pero fuerte, dispuesto a defender con contundencia unos principios firmes, provenientes de una moral sensata que se base en la ciencia hasta donde ésta llegue, y en la intuición implícita en la religión mayoritaria.
Cuanto menos haya que echar mano de otros elementos, mejor.