jueves, 18 de noviembre de 2010

Captain Beefheart y Peter Greenaway


Son dos perfectos ejemplos de la estupidez suprema de los esnobs, uno en la música y otro en el cine.

Elaboradores de engendros inexpresivos e insufribles, torturas sádicas. Nadie en su sano juicio los escucha o ve, lo que los hace perfectos para que los esnobs los encumbren y vitoreen, en su patética búsqueda de una pose distinguida, propia de una élite imaginaria. El caso de Captain Beefheart es especialmente enfermizo: tan malo es, que han llegado a calificarlo de pionero, genio, creador de obras maestras...

A diferencia de otras propuestas difíciles de digerir, en estas no hay nada interesante que comprender, ni pueden salvaguardarse bajo el paraguas de un estilo experimental. Al enfrentarte (nunca mejor dicho) a una de sus "obras", lo único que puede desprenderse de un profundo análisis es lo que te dice la intuición desde el principio: es un pésimo experimento, pura basura.

Es gracioso, a su triste manera, que los fans de estas porquerías consideren inferiores (lo reconozcan o no) a las personas que huyen de ellas, cuando la verdad es que es justo al contrario.

Dos buenas muestras: "Trout mask replica" y "Las maletas de Tulse Luper". Aconsejo a quien quiera comprobarlo que no insista demasiado (para no desperdiciar su vida): hacia la mitad o el final del disco/película encuentras lo mismo que al principio, estafa y detritus.


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