miércoles, 26 de septiembre de 2007

"La nueva esclavitud del primer mundo"

Canal Sur emitió el pasado invierno un reportaje que hablaba de "la nueva esclavitud en el primer mundo" a propósito de los invernaderos almerienses.

Chaves y su partido tienen puesta toda la maquinaria ejecutiva y propagandística al servicio de la destrucción de la unidad de España y la democracia, lo que en Andalucía tiene mucho que ver con la re-re-conquista de Al-Andalus. Lo paradójico es que cuando los islamistas alcancen el poder, les van a meter a los sociatas su cháchara progre por donde les quepa, y al conjunto de todos los españoles nuestra libertad (la parte que dichos sociatas aún no hayan liquidado) por el ídem.

"La nueva esclavitud". Claro, obligamos a los inmigrantes a venir a España, y les impedimos que se vayan, cómo puede haber alguien que no lo sepa. También obligamos a los magrebíes a que traten de imponernos su cultura por la fuerza.
Pero si lo cierto es que el gobierno no tiene narices de impedir que entren, y mucho menos de conseguir que se vayan... ¿de qué "esclavitud" hablan estos cínicos?

Se refieren a que, durante los primeros meses de su estancia, algunos malviven hacinados en casas de mala muerte. La pobreza y la esclavitud son cosas distintas, pero a eso se refieren nuestros "informadores".
Desean que, nada más llegar a nuestro país, sin traer un duro, ya sean ricos y vivan en la opulencia. Claro, si es que a los españoles nos lo han regalado todo. No es que nuestros antepasados se hayan trabajado unos bienes que nosotros hemos podido heredar (propiedad privada, qué asco para los sociatas). Y por lo tanto, hay que regalárselo todo a los inmigrantes (ellos lo saben y por eso algunos no se preocupan de traerse nada, dejándoselo todo a sus familias; otros lo harán porque no tengan otra opción, sin duda).

En definitiva, ¿qué es lo que pretenden nuestros marxistoides de la Junta con esta propaganda demagógica? Pues aparte de que traguemos con la paulatina imposición del Islam, convencer a la ciudadanía de que todo el mundo debe de tener lo mismo. Es lo que han querido siempre, y allá donde han conseguido imponerlo derramando sangre (URSS, Cuba, Corea del Norte, sureste asiático...) han provocado las hambrunas más desastrosas de la historia. Por más palos que les da la práctica no se dan cuenta de que esa pretensión de igualdad es absurda e imposible. Sólo hay que saber un poquito sobre los seres vivos para darse cuenta. La realidad es testaruda, y siempre habrá desigualdades. Lo que pueden y deben impedir los gobiernos es que sean injustas (por ejemplo, que las riquezas se obtengan robando), aparte de facilitar la prosperidad para el que se la gane, empezando por no poner trabas. Pero la fe de los marxistoides en sus necias ideologías es dura como una piedra; y ¿qué hacen cuando se topan con la realidad? Pues hacen todo lo posible por robarle al rico para dárselo al pobre (o a otro rico que predique el socialismo, léase la multitud de burócratas chupatintas de partido de un sin fin de organizaciones, los “artistas” subvencionados, etc…). Algo que puede sonar romántico (porque estamos saturados de las historietas que nos cuentan sobre ricos ladrones y pobres agraviados, tanto que en nuestro subconsciente han plantado la idea de que por definición es así), pero no deja de ser un sucio robo. Para conseguir eso se cargan todas las libertades, hasta la más básica, y la consecuencia siempre es la misma: todos acaban pobres (salvo los dirigentes y los privilegiados por el partido, Castro por ejemplo está forrado), y más aún que los que ya lo eran antes.

Este es el panorama, gobierna una peligrosa izquierda demagógica, formada en parte por canallas, en parte por fanáticos cegados, y en parte por ingenuos sin muchas luces.

¿Y las derechas?

La mayoría rascándose la barriga (mientras que puedan hacerlo porque quede algo de democracia, libertad y estado de derecho), imbuida en la ideología CFC (comer follar y cagar) en la que los progres los han arrinconado bajo la amenaza de que como cambien los llamarán "extrema derecha". Las líneas centrales de este sector de población son: no meterse mucho en discusiones políticas para no polemizar, dejar hacer sus fechorías a la izquierda "para no tener problemas", tener complejo de las propias ideas políticas por la supuesta y falsa superioridad moral de la izquierda, dejar que la cultura la manejen los progres porque "eso es cosa de ellos", pijoterío frívolo (suelen ser de familias ricas o acomodadas, aunque algunos de estos también pasan a engrosar las filas socialistas o nacionalistas), etc. En los medios están representados básicamente por Antena 3 y ABC, y en los partidos por individuos como Gallardón y Piqué.

Y una minoría defendiendo sus principios, lo que a día de hoy significa defender la Constitución del 78 y por ello la libertad, la paz y la democracia. Una parte demasiado pequeña de la población que debe ir en aumento si este país pretende tener algún futuro. En los medios están representados básicamente por la Cope y últimamente Libertaddigital (ninguna televisión no local, lamentablemente) y en los partidos por Mayor Oreja o Esperanza Aguirre, principalmente.

Hay otra minoría más, la franquista, aún más pequeña y cada día con menor peso. Está desconectada y deslegitimada por las otras derechas (liberales, democristianos, retropijos y CFCs). Su disminución radical respecto al pasado (casi todo el mundo era franquista) se debe, sobre todo, a que durante la transición muchos se pasaron al PSOE vislumbrando la nueva moda, y el resto se fue acomplejando poco a poco (en ciertos aspectos con merecimiento) y pasando a engrosar el sector de retropijos y CFCs.
Pero a pesar de ello la izquierda no cesa de intentar tomar esta parte por el total, dado los buenos resultados que obtienen con esa demagogia.
Ese estatus muy minoritario del extremismo de derechas (nacionalismos periféricos aparte), no tiene nada que ver con lo que ocurre en la izquierda, donde los sectores supuestamente "moderados" se alían tradicionalmente con comunistas, terroristas, e incluso nacional-socialistas periféricos. Exáctamente como está ocurriendo con Rodríguez Zapatero, autodeclarado rojo.

Volviendo al principio, el reportaje panfletario de la Junta de Andalucía representa también un ataque a los almerienses en concreto, a los que se los califica veladamente de racistas y explotadores. Más allá de que cualquier andaluz puede ver el patetismo de la política chavista, es un hecho que Almería es la provincia más discriminada de la comunidad. Aún no existe una autovía que la una con Málaga (salvo pasando por Granada capital, es decir, dando un gran rodeo hacia el interior, y aún ésta lleva poco tiempo hecha). Y es sólo un ejemplo. Esto se puede deber a la lejanía a Sevilla, pero en mayor medida a que Almería es la provincia andaluza con menor apoyo al PSOE.
En toda esta larga era de monopolio chavista ha quedado claro que a los almerienses les iría mejor dividiendo Andalucía en dos, o uniéndose a la región de Murcia.


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